miércoles, 20 de junio de 2012

Primera Lectura (Lectio Divina)

2 Reyes 2, 1. 6-14
Esto fue lo que sucedió cuando el Señor iba a arrebatar a Elías en un remolino hacia el cielo. Ese día Elías y Eliseo habían salido de Guilgal. Al llegar a Jericó, Elías le dijo a Eliseo: "Quédate aquí, porque el Señor me envía al Jordán". Respondió Eliseo: "Por Dios y por tu vida que no te dejaré ir solo". Y se fueron los dos juntos.

Los acompañaban cincuenta hombres de la comunidad de los profetas, los cuales, al llegar Elías y Eliseo a la orilla del Jordán, se detuvieron a cierta distancia de ellos. Elías tomó su manto, lo enrolló y con él golpeó las aguas; éstas se separaron a un lado y a otro, y ambos pasaron el río sin mojarse.

Después de cruzar, Elías le dijo a Eliseo: "Pídeme lo que quieras que haga por ti, antes de que sea arrebatado de tu lado". Respondió Eliseo: "Que sea el heredero principal de tu espíritu". Le dijo Elías: "Es difícil lo que pides; pero si alcanzas a verme, cuando sea arrebatado de tu lado, lo obtendrás; si no, no lo obtendrás".

Siguieron caminando y conversando, cuando un carro de fuego, con caballos de fuego, se interpuso entre ellos, y Elías subió al cielo en un remolino. Eliseo lo veía alejarse y le gritaba: "¡Padre mío, padre mío, carro y auriga de Israel!"

Y ya no lo volvió a ver. Entonces se rasgó las vestiduras, recogió el manto que se le había caído a Elías, regresó y se detuvo en la orilla del Jordán. Tomó el manto de Elías y golpeó con él las aguas, y no se separaron. Entonces dijo: "¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?" Volvió a golpear las aguas y entonces se separaron a un lado y a otro, y pasó Eliseo.

Reflexión
Este relato de la sucesión de los profetas, envuelta en una serie de elementos misteriosos, nos muestra la esencia del auténtico profetismo de Israel del cual valdría destacar algunos elementos ya que éstos han de estar aún presentes en los auténticos profetas modernos. Lo primero que destacamos es que los profetas aunque escogidos por Dios, han de ser "confirmados" por el profeta que ya ha dado pruebas contundentes de ser un AUTÉNTICO profeta. Este signo lo vemos representado en el "manto de Elías", el cual es ahora transferido a Eliseo como signo visible de esta elección de Dios y que de la misma forma que Dios había estado con Elías ahora lo estará con Eliseo. Un segundo signo, y quizás el más importante, es el hecho de que Dios confirma con signos prodigiosos el profetismo de aquél a quien escoge. Elías, como signo final de su profetismo golpea el Jordán y se abrieron las aguas; Eliseo hace lo mismo y Dios lo confirma delante de los otros profetas, como el sucesor de Elías, como el profeta ungido con poder. Por eso dice la Escritura que el profeta verdadero sólo se acredita cuando se cumple aquello que ha profetizado. No se dejen, pues, engañar con todos estos falsos profetas modernos que pretenden gobernar nuestra vida y dirigir nuestro camino. Busquemos a los que han sido llamados y acreditados por Dios.

Oratio
Gracias, Señor, por todos esos profetas que me has enviado a lo largo de mi vida, pues es por ellos que te conozco. Sin embargo, no sólo quiero pedirte que los bendigas sobremanera, sino que me ofrezco yo mismo para que me constituyas en uno; úsame como mejor te convenga, que mi corazón está dispuesto para hacer tu voluntad.

Operatio
Hoy voy a orar de manera específica para consagrar mis labios y que mi boca sea utilizada por Dios para anunciar su buena noticia; al mismo tiempo, cuidaré que de ella no salga palabra dañosa sino toda sea útil para edificar.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

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