jueves, 28 de junio de 2012

Primera Lectura (Lectio Divina)

2 Reyes 24, 8-17
Joaquín tenía dieciocho años cuando subió al trono, y reinó tres meses en Jerusalén. Su madre se llamaba Nejustá, hija de Elnatán, de Jerusalén. Joaquín, igual que su padre, hizo lo que el Señor reprueba.

En aquel tiempo, subió contra Jerusalén el ejército de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y sitió la ciudad. Nabucodonosor llegó a la ciudad mientras sus hombres la sitiaban. Entonces Joaquín, rey de Judá, junto con su madre, sus servidores, sus jefes y sus funcionarios, se rindieron al rey de Babilonia y éste los hizo prisioneros. Era el octavo año del reinado de Nabucodonosor.

Nabucodonosor se llevó de Jerusalén todos los tesoros del templo del Señor y los del palacio real. Destrozó todos los objetos de oro que Salomón, rey de Israel, había hecho para el templo, conforme a las órdenes del Señor.

Nabucodonosor se llevó al cautiverio a toda Jerusalén, a todos los jefes y hombres de importancia, con todos los carpinteros y herreros, en número de diez mil, y sólo dejó a la gente pobre de la región. También llevó cautivos a Babilonia al rey Joaquín, con su madre, sus mujeres, los funcionarios de palacio y toda la gente valiosa, todos los soldados, en número de siete mil, los carpinteros y herreros, en número de mil; y todos los hombres aptos para la guerra fueron deportados a Babilonia.

Y en lugar de Joaquín, Nabucodonosor nombró rey a un tío de Joaquín, Matanías, a quien le puso el nombre de Sedecías.

Reflexión
Con cuanta razón dice san Pablo: El salario del pecado es la muerte. Es triste que reaccionemos hasta que las consecuencias son graves e inevitables. El mismo san Pablo en su carta a los gálatas previene a la comunidad diciéndoles: “No se engañen, de Dios nadie se burla. Lo que siembres, eso mismo vas a cosechar”. Y es que, en general, pensamos que nuestras acciones no tendrán consecuencias, que podremos escapar de éstas porque vamos a misa, porque tenemos algunas prácticas religiosas, sin embargo, como en el Génesis, el pecado es inexorable y siempre pagará con la muerte. El pueblo de Israel, igual que el nuestro hoy en día, se había apartado de Dios, haciendo exactamente lo contrario que Dios había prescrito en la ley. Mandó un sinnúmero de emisarios, de profetas, que previnieran a la gente y la invitaran a convertirse, a regresar al Señor, sin embargo, la bonanza que tenía Israel y la falsa confianza en que tenían prácticas religiosas, o que sus enemigos se desvanecerían como el humo; hasta que llegó Nabucodonosor y los hizo pedazos. Hermanos, dice el refrán: “Cuando veas la barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. Aprendamos la lección del pueblo de Israel y regresamos a Dios antes de que sea demasiado tarde.

Oratio
Señor Dios y Padre de bondad, tú que, por medio de Cristo, nos llamas constantemente a la conversión y a volver a ti de todo corazón, danos la fuerza necesaria para ser dóciles al Espíritu Santo y, en el seguimiento fiel a Jesús, volvamos a ti con un corazón contrito y humillado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Operatio
A mediodía y al anochecer haré un examen de conciencia para ver si estoy creciendo en mi fidelidad a Dios. Y me haré un pequeño propósito para cambiar aquello que no es conforme con mi vida cristiana.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
Evangelio

Mateo 7, 21-29
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor‘!, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. Aquel día muchos me dirán: ‘¡Señor, Señor!, ¿no hemos hablado y arrojado demonios en tu nombre y no hemos hecho, en tu nombre, muchos milagros?‘ Entonces yo les diré en su cara: ‘Nunca los he conocido. Aléjense de mí, ustedes, los que han hecho el mal‘.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente".

Cuando Jesús terminó de hablar, la gente quedó asombrada de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Reflexión
Jesús concluye esta gran catequesis sobre la vida cristiana con la invitación a vivirla. No se trata de ser "escuchadores" de la palabra de Dios, sino actores; de ponerla en práctica.

El hacer milagros, sanar personas, expulsar demonios, no es un signo de pertenencia a Jesús…; estos signos pueden ser hechos también por obra del maligno. Por ello no basta decir: "¡Señor, Señor!", sino vivir de acuerdo al Evangelio. Quien se dedica sólo a "escuchar" la palabra de Dios, y no hace un verdadero esfuerzo por vivirla, termina con una vida destrozada. En cambio, quien toma el camino angosto y la puerta estrecha que conducen a la vida, encontrará que su vida se construye en la paz y la armonía interior. El Evangelio no es una filosofía, sino la proposición concreta de Jesús a adoptar un estilo de vida cimentado en el amor, una vida que es capaz de resistir todos los embates de la vida y permanecer en pie, una vida que no se deja vencer por las crisis (cualquiera que éstas sean), sino que las supera y en ello manifiesta la solidez de su fe y su amor al Resucitado.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

martes, 26 de junio de 2012

Primera Lectura (Lectio Divina)

2 Reyes 19, 9-11. 14-21. 31-35. 36
En aquellos días, Senaquerib, rey de Asiria, envió mensajeros para decir a Ezequías: “Díganle esto a Ezequías, rey de Judá: «Que no te engañe tu Dios, en el que confías, pensando que no será entregada Jerusalén en manos del rey de Asiria. Sabes bien que los reyes de Asiria han exterminado a todos los países, ¿y crees que sólo tú te vas a librar de mí?»"

Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros y la leyó. Luego se fue al templo, y desenrollando la carta delante del Señor, hizo esta oración: “Señor, Dios de Israel, que estás sobre los querubines, las naciones del mundo, tú has hecho los cielos y la tierra. Acerca, Señor, tus oídos y escucha; abre, Señor, tus ojos y mira. Oye las palabras con que Senaquerib te ha insultado a ti, Dios vivo. Es cierto, Señor, que los reyes de Asiria han exterminado a todas las naciones y han entregado sus dioses al fuego, porque ésos no son dioses, sino objetos de madera y de piedra, hechos por hombres, y por eso han sido aniquilados. Pero tú, Señor, Dios nuestro, sálvanos de su mano para que sepan todas las naciones que sólo tú, Señor, eres Dios".

Entonces el profeta Isaías, hijo de Amós, mandó decir a Ezequías: “Esto dice el Señor, Dios de Israel: ‘He escuchado tu oración’. Esta es la palabra que el Señor pronuncia contra Senaquerib, rey de Asiria: ‘Te desprecia y se burla de ti la doncella, la ciudad de Sión; a tus espaldas se reía de ti la ciudad de Jerusalén. De Jerusalén saldrá un pequeño grupo y del monte Sión unos sobrevivientes. El celo del Señor de los ejércitos lo cumplirá’. Por eso, esto dice el Señor contra el rey de Asiria: ‘No entrará en esta ciudad. No lanzará sus flechas contra ella. No se le acercará con escudos ni levantará terraplenes frente a ella. Por el camino por donde vino se volverá. No entrará en esta ciudad’. Palabra del Señor ‘La protegeré y la salvaré por ser yo quien soy y por David, mi siervo’".

Aquella misma noche salió el ángel del Señor e hirió a ciento ochenta y cinco mil hombres en el campamento asirio. Por la mañana, al contemplar los cadáveres, Senaquerib, rey de Asiria, levantó su campamento y regresó a Nínive.

Reflexión
En medio de nuestro mundo tecnificado, que pocos son los que, como el rey saben recurrir a Dios para dejarle a él resolver sus problemas; parecería más fácil usar de nuestros propios recursos y de nuestras propias fuerzas para alcanzar las metas que nos hemos propuesto. Sin embargo, el salmo 127 nos dice: “El Señor da de comer a sus amigos mientras duermen". Debemos, pues de tener siempre en mente, que ciertamente es muy importante, hasta pudiéramos decir, vital, el hacer nuestro máximo esfuerzo en todo lo que emprendamos, pero es fundamental darle oportunidad a Dios de completar y perfeccionar lo que nuestras manos van haciendo. No olvidemos que contamos con un Dios que es el creador de todo el universo y que para él NADA es imposible, por lo que las dificultades en nuestros proyectos no tienen mayor complicación. Como el rey Ezequías, reconozcamos que sólo Dios tiene poder y aprendamos a confiar en su infinito amor y poder.

Oratio
Padre bueno, que en tu infinita bondad has querido no sólo crear el universo, sino que con tu amor paterno sostienes el curso de la historia y nos llevas siempre de la mano, como Padre amoroso, a fin de que no desfallezcamos en nuestro esfuerzo cotidiano por ser fieles a ti, ayúdanos siempre, con el don de tu Espíritu, a llevar a cabo nuestras labores poniendo todo el esfuerzo necesario como si todo dependiera de nosotros, y confiando siempre en tu presencia amorosa que lleva siempre a buen término todas nuestras acciones.

Operatio
El día de hoy reflexionaré unos momentos antes de tomar mis grandes decisiones, para dejar que el Espíritu Santo me guíe a actuar para gloria de Dios.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
Evangelio

Mateo 7, 6. 12-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No den a los perros las cosas santas ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes y los despedacen.

Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resume la ley y los profetas.

Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y amplio el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por él. Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que conduce a la vida, y qué pocos son los que lo encuentran!".
Reflexión
Aunque, como reconocen la mayoría de los estudiosos, es difícil la interpretación del versículo 6 de este capítulo, la gran mayoría de los exégetas (incluso los protestantes), están de acuerdo en que es probable que esté referido a la Eucaristía en relación a aquellos que no reconocen la santidad de ésta, que sería el no reconocer la presencia real de Cristo en la Eucaristía y recibirla sin la fe y la piedad que ésta requiere. Debemos recordar que en la primera comunidad había un gran celo y un gran respeto por la Eucaristía (por las cosas santas) de manera que a la Eucaristía sólo podían participar los bautizados, lo cual significaba, haber aceptado la vida de acuerdo al Evangelio y estar viviendo conforme a ésta. Los catecúmenos, así como los paganos, no eran admitidos. Quizás hoy valdría la pena el reflexionar en la santidad de lo que recibimos los domingos, a fin de hacernos más conscientes de que lo que se nos da es "una cosa Santa", es decir, el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Piensa hoy un poco en cuál es tu actitud al ir a recibir la Comunión. ¿Eres verdaderamente consciente de la santidad de lo que recibes?

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

viernes, 22 de junio de 2012

Primera Lectura (Lectio Divina)

2 Reyes 11, 1-4; 9-18; 20
En aquellos días, cuando Atalía, madre del rey Ocozías, vio que su hijo había muerto, empezó a exterminar a toda la familia real. Pero cuando los hijos del rey estaban siendo asesinados, Josebá, hija del rey Jorán y hermana de Ocozías, raptó a Joás, hijo de Ocozías, y lo escondió con su nodriza en el dormitorio; así, se lo ocultó a Atalía y lo libró de la muerte. El niño estuvo escondido con ella en el templo durante seis años, mientras en el país reinaba Atalía. El año séptimo, Yehoyadá mandó a buscar a los centuriones de los Carios y de la escolta; los llamó a su presencia, en el templo, se juramentó con ellos y les presentó al hijo del rey. Los centuriones hicieron lo que les mandó el sacerdote Yehoyadá; cada uno reunió a sus hombres, los que estaban de servicio el sábado y los que estaban libres, y se presentaron al sacerdote Yehoyadá. El sacerdote entregó a los centuriones las lanzas y los escudos del rey David, que se guardaban en el templo. Los de la escolta empuñaron las armas y se colocaron entre el altar y el templo, desde el ángulo sur hasta el ángulo norte del templo, para proteger al rey. Entonces Yehoyadá sacó al hijo del rey, le colocó la diadema y las insignias, lo ungió rey, y todos aplaudieron, aclamando: "¡Viva el rey!" Atalía oyó el clamor de la tropa y se fue hacia la gente, al templo. Pero, cuando vio al rey en pie sobre el estrado, como es costumbre, y a los oficiales y la banda cerca del rey, toda la población en fiesta y las trompetas tocando, se rasgó las vestiduras y gritó: "¡Traición, traición!" El sacerdote Yehoyadá ordenó a los centuriones que mandaban las fuerzas: "Sacadla del atrio. Al que la siga lo matáis." Pues no quería que la matasen en el templo. La fueron empujando con las manos y, cuando llegaba a palacio por la puerta de las caballerizas, allí la mataron. Yehoyadá selló el pacto entre el Señor y el rey y el pueblo, para que éste fuera el pueblo del Señor. Toda la población se dirigió luego al templo de Baal; lo destruyeron, derribaron sus altares, trituraron las imágenes, y a Matan, sacerdote de Baal, lo degollaron ante el altar. El sacerdote Yehoyadá puso guardias en el templo. Toda la población hizo fiesta, y la ciudad quedó tranquila. A Atalía la habían matado en el palacio.

Reflexión
La historia de Israel, como nos lo muestra el texto de hoy, ha sido una historia en la cual muchas veces ha predominado el pecado, llevando al pueblo a situaciones de infidelidad; sin embargo, Yahve, el Dios de la alianza, siempre ha sido fiel y ha regresado, mediante los hombres y mujeres fieles, a la renovación de la alianza y a la amistad con El. Esto revela el poder que la iniquidad pude tener sobre las instituciones de la Iglesia y sobre la misma iglesia. Sin embargo, si en el AT Dios mantuvo su palabra y condujo a su pueblo hasta la plenitud de los tiempos inaugurados por Cristo, cuánto más no hará por su Iglesia cuando el mismo Jesús prometió a san Pedro que "los poderes del mal no prevalecerían en ella". Y Dios ha sido fiel y ha cumplido sus promesas de manera que, a pesar de todos los tiempos difíciles e incluso pecaminosos de la Iglesia, hoy, después del Concilio Vaticano II, vemos una tremenda renovación de la Iglesia. Los poderes del mal la amenazan continuamente, pero no pueden contra ella. Esto nos debe de animar y mantener en pie cuando vemos situaciones que no convienen y corresponden a la santidad de nuestros pastores, de nuestros laicos, en fin de la misma Iglesia, pues a pesar de ellos y de todos nosotros, Dios permanecerá siendo siempre fiel y llevará a buen puerto a su amada Esposa, la Iglesia. Si ves cosas que no son buenas de nuestra Iglesia, recuerda que está formada por hombres débiles, pero que está siempre sostenida por la gracia del Espíritu Santo. Ora por tu Iglesia y mantén firme tu fe en la promesa del Señor: "Yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos".

Oratio
Padre de bondad, tú que estás fielemente al lado de tu iglesia para orientarnos mediante tu Espíritu Santo, haz que seamos dóciles a su inspiración para que guiados por su fuerza, llevemos a cabo siempre tu voluntad y seamos dignos merecedores del reino de los cielos prometido por tu Hijo Jesucristo.

Operatio
Hoy, estaré atento a las necesidades de mis hermanos para remediarlas con mi tiempo, mis bienes o mi solidaridad.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
Evangelio

Mateo 6, 19-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien, acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón. Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!"

Reflexión
En este pasaje, Jesús nos da dos grandes enseñanzas, la primera sobre el riesgo de atesorar, lo cual desvía el corazón del hombre y con mucha facilidad lo aparta de Dios y la segunda sobre el uso de nuestros ojos, los cuales son la fuente de luz u obscuridad para el corazón. Ya que estamos siendo testigos de la invasión de pornografía en todos los ámbitos de nuestra vida, centremos hoy nuestra reflexión en esta última enseñanza. Pensemos por un momento en la última revista que leímos, el comercial de Televisión y ni qué decir de la última película que vimos. Veremos que unas veces de manera discreta, y otras abiertamente, nos encontramos temas sexuales; desde la chica que sale mostrando ropa interior, hasta escenas de tipo subliminal de alto contenido erótico. Quizás el más grave daño que ha hecho es que ahora lo consideramos "normal" y no nos damos cuenta de que eso ha hecho que la relación con el sexo opuesto se vea empañada e incluso adulterada. Nos damos cuenta, que aun para muchos hermanos, no es fácil ver al hombre o a la mujer tal como Dios los creó sino que en su mirada se esconde el efecto de lo que ha entrado por sus sentidos. Tengamos pues mucho cuidado de lo que vemos y de lo que leemos, pues de ello puede depender la felicidad de nuestra vida, y principalmente, para los casados, su misma vida familiar. Tus ojos son la luz de tu alma, no permitas que se oscurezcan.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

miércoles, 20 de junio de 2012

Primera Lectura (Lectio Divina)

2 Reyes 2, 1. 6-14
Esto fue lo que sucedió cuando el Señor iba a arrebatar a Elías en un remolino hacia el cielo. Ese día Elías y Eliseo habían salido de Guilgal. Al llegar a Jericó, Elías le dijo a Eliseo: "Quédate aquí, porque el Señor me envía al Jordán". Respondió Eliseo: "Por Dios y por tu vida que no te dejaré ir solo". Y se fueron los dos juntos.

Los acompañaban cincuenta hombres de la comunidad de los profetas, los cuales, al llegar Elías y Eliseo a la orilla del Jordán, se detuvieron a cierta distancia de ellos. Elías tomó su manto, lo enrolló y con él golpeó las aguas; éstas se separaron a un lado y a otro, y ambos pasaron el río sin mojarse.

Después de cruzar, Elías le dijo a Eliseo: "Pídeme lo que quieras que haga por ti, antes de que sea arrebatado de tu lado". Respondió Eliseo: "Que sea el heredero principal de tu espíritu". Le dijo Elías: "Es difícil lo que pides; pero si alcanzas a verme, cuando sea arrebatado de tu lado, lo obtendrás; si no, no lo obtendrás".

Siguieron caminando y conversando, cuando un carro de fuego, con caballos de fuego, se interpuso entre ellos, y Elías subió al cielo en un remolino. Eliseo lo veía alejarse y le gritaba: "¡Padre mío, padre mío, carro y auriga de Israel!"

Y ya no lo volvió a ver. Entonces se rasgó las vestiduras, recogió el manto que se le había caído a Elías, regresó y se detuvo en la orilla del Jordán. Tomó el manto de Elías y golpeó con él las aguas, y no se separaron. Entonces dijo: "¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?" Volvió a golpear las aguas y entonces se separaron a un lado y a otro, y pasó Eliseo.

Reflexión
Este relato de la sucesión de los profetas, envuelta en una serie de elementos misteriosos, nos muestra la esencia del auténtico profetismo de Israel del cual valdría destacar algunos elementos ya que éstos han de estar aún presentes en los auténticos profetas modernos. Lo primero que destacamos es que los profetas aunque escogidos por Dios, han de ser "confirmados" por el profeta que ya ha dado pruebas contundentes de ser un AUTÉNTICO profeta. Este signo lo vemos representado en el "manto de Elías", el cual es ahora transferido a Eliseo como signo visible de esta elección de Dios y que de la misma forma que Dios había estado con Elías ahora lo estará con Eliseo. Un segundo signo, y quizás el más importante, es el hecho de que Dios confirma con signos prodigiosos el profetismo de aquél a quien escoge. Elías, como signo final de su profetismo golpea el Jordán y se abrieron las aguas; Eliseo hace lo mismo y Dios lo confirma delante de los otros profetas, como el sucesor de Elías, como el profeta ungido con poder. Por eso dice la Escritura que el profeta verdadero sólo se acredita cuando se cumple aquello que ha profetizado. No se dejen, pues, engañar con todos estos falsos profetas modernos que pretenden gobernar nuestra vida y dirigir nuestro camino. Busquemos a los que han sido llamados y acreditados por Dios.

Oratio
Gracias, Señor, por todos esos profetas que me has enviado a lo largo de mi vida, pues es por ellos que te conozco. Sin embargo, no sólo quiero pedirte que los bendigas sobremanera, sino que me ofrezco yo mismo para que me constituyas en uno; úsame como mejor te convenga, que mi corazón está dispuesto para hacer tu voluntad.

Operatio
Hoy voy a orar de manera específica para consagrar mis labios y que mi boca sea utilizada por Dios para anunciar su buena noticia; al mismo tiempo, cuidaré que de ella no salga palabra dañosa sino toda sea útil para edificar.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
Evangelio

Mateo 6, 1-6. 16-18.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial.

Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. En cambio, cuando tú des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará".
Reflexión
Ante estas palabras de Jesús, sería interesante el preguntarnos el motivo de nuestras acciones, ¿qué es lo que está detrás de nuestra caridad, de nuestro servicio? Y es que es triste que, dada la fragilidad de nuestra vida, muchas veces nos sintamos impulsados a servir, o a hacer la caridad por motivos muy lejanos a la vida evangélica. Muchas veces se sirve al patrón, al supervisor, incluso a nuestros mismos padres, sólo por motivos de conveniencia, siempre buscando qué ventaja puedo tener de mi acción. Muchas veces la caridad que hacemos a nuestros hermanos necesitados tiene un trasfondo egoísta o utilitarista que en nada se parece al que nos propone Jesús. Todas nuestras acciones, no sólo las espirituales, como las que nos propone el evangelio de hoy, deben tener como única motivación a Dios y el amor a los hermanos. Cuando esto es una realidad, de ordinario se sirve con mucha discreción, pues lo importante no es que los otros lo vean, sino que nuestra acción verdaderamente ayude a los demás. Esto, si bien es una gracia, es también un ejercicio. Busquemos que nuestra caridad y servicio sean por amor, de manera que sólo Dios lo vea, pues de esta manera nuestra recompensa nos la dará Dios y no los hombres.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

martes, 19 de junio de 2012

Primera Lectura (Lectio Divina)

2 Corintios 11, 1-11
Hermanos: Ojalá soportaran ustedes que les dijera unas cuantas cosas sin sentido. Sopórtenmelas, pues estoy celoso de ustedes con celos de Dios, ya que los he desposado con un solo marido y los he entregado a Cristo como si fueran ustedes una virgen pura. Y me da miedo que, como la serpiente engañó a Eva con su astucia, así extravíe el modo de pensar de ustedes y los aparte de la entrega sincera a Cristo.

Porque si alguien viniera a predicarles un Cristo diferente del que yo les he predicado, o a comunicarles un Espíritu diferente del que han recibido, o un Evangelio diferente del que han aceptado, ciertamente ustedes le harían caso. Sin embargo, yo no me juzgo en nada inferior a esos "superapóstoles". Seré inculto en mis palabras, pero no en mis conocimientos, como se lo he demostrado a ustedes siempre y en presencia de todos. ¿O es que hice mal en rebajarme para enaltecerlos a ustedes, anunciándoles gratuitamente el Evangelio de Dios? He despojado a otras comunidades cristianas, aceptando de ellas una ayuda para poder servirlos a ustedes. Mientras estuve con ustedes, aunque pasé necesidades, a nadie le fui gravoso; fueron los hermanos venidos de Macedonia los que proveyeron a mis necesidades. Siempre he evitado serles gravoso a ustedes, y lo seguiré evitando.

Pongo a Cristo por testigo de que nadie me quitará esta gloria en toda la provincia de Acaya. ¿Por qué digo esto? ¿Será que no los quiero? Dios sabe que sí los quiero.
Reflexión
En medio de este mundo lleno de confusión en donde se levantan profetas por doquier, con nuevas y diferentes doctrinas, ¿cómo saber cuál es la verdad? La respuesta es muy sencilla: la verdad está en la Iglesia. Jesús no únicamente nos dejó la Escritura, sino que puso a los pastores en la figura de nuestros obispos, y de manera particular a Pedro en la figura del Papa para que, guiados por la luz del Espíritu y en concordancia con la Tradición, lo disciernan todo y nos lleven siempre a abrevar a las aguas que dan Vida. Por ello, quien se separa de la Iglesia, corre el riesgo de perderse y de crear y aceptar doctrinas erróneas. Sólo en la Iglesia sabemos que estamos siguiendo al Buen Pastor, y que el Evangelio y su interpretación es la que Jesús ha querido y quiere para todos y cada uno de sus discípulos. Fuera de la comunión eclesial con el Obispo, ¿quién puede decirme si lo que leo en la Escritura es verdad? Incluso, ¿quién puede decirme que la misma Biblia es "Palabra de Dios"? San Agustín decía: "Yo creo en la Escritura, porque es mi Madre la Iglesia quien me la enseña y me afirma que es verdad". No es fácil aceptar algunas de las enseñanzas de la Iglesia (sobre todo en cuestión de justicia y moral), sin embargo, nuestra Madre lo único que está haciendo es ser fiel al mensaje que le encomendó Jesús.
Oratio
Señor, quiero permanecer unido a tu cuerpo místico, que es la Iglesia, para que no vaya yo a extraviarme en mi caminar hacia ti; sé que si obedezco a tu Palabra, transmitida fielmente por la Iglesia, será más difícil que me deje engañar por el enemigo del Reino.
Operatio
Revisaré los textos que leo, buscaré documentos de autores cristianos, para no apartarme de las enseñanzas de mi Madre la Iglesia.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
Evangelio

Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando ustedes hagan oración no hablen mucho, como los paganos, que se imaginan que a fuerza de mucho hablar, serán escuchados. No los imiten, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes, pues, oren así:

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu Reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.

Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas".
Reflexión
Quisiera hoy centrar nuestra reflexión sobre el perdón. Ante todo, debemos entender que el perdón no es un sentimiento, sino: UN ACTO DE LA VOLUNTAD. Cuando una persona nos ofende, se crea en nosotros un "sentimiento" (generalmente de resentimiento, pudiendo incluso llegar al odio) del cual, de manera ordinaria, no podemos tener control, pues responde a una acción que toca un área "espiritual" (lo mismo podemos decir para el amor, la envidia, etc.). Este sentimiento se incrementará con la repetición de acciones semejantes a las que lo crearon, y/o reaccionando de acuerdo con el "impulso" natural de este sentimiento (en este caso, sería la agresión); en cambio, disminuirá, pudiendo llegar a desaparecer, con una respuesta contraria a la que el sentimiento genera.

Perdonar es la decisión que el hombre toma de no reaccionar conforme al sentimiento, sino por el contrario, buscar la acción que pueda ayudar a que éste desaparezca, como puede ser una sonrisa, el servicio, la cortesía, etc. Por ello, el perdón exige renuncia, renuncia a nosotros mismos, a nuestro afán de venganza, a actuar conforme a nuestra pasión. En pocas palabras, perdonar es devolver bien a cambio de mal. Sólo si nosotros perdonamos, tendremos también el perdón de Dios, y más aún: experimentaremos la verdadera alegría de amar. No es fácil, pero todo es posible con la gracia de Dios.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

viernes, 15 de junio de 2012

Creo que estamos entendiendo la idea; sería muy intenso si vamos anotando en nuestras biblias o en una libreta este tipo de textos para que los reflexionemos durante estos días.

Ahora que viene el día del padre (a quienes les extiendo mi felicitación), les dejo est pasaje impresionante del profeta Jeremías:

«¿No es mi hijo Efraín?; ¿no es mi niño mimado? ¡Después de tanto reprenderle sigo recordándolo todavía!  En efecto, mis entrañas se conmueven, no ha de faltarle mi ternura -oráculo de Yavéh-. (31, 20)

El pueblo de Israel es el niño mimado de Dios al que jamás le faltará su ternura, por quien se le conmueven sus entrañas.  No hay expresión más dulce del amor que Dios nos tiene. Simplemente me quedo pasmado. ¡Úsen esas ideas como si fuera un mantra! o como un rosario: soy el niño mimado de Dios, jamás me faltará su ternura porque sus entrañas se conmueven por mí.

Feliz fin de semana. Y no dejen de trabajar y compartir todo esto en sus muros. El lunes veremos los resultados.

Estimado hermano, querida hermana. Jesús nos ha mostrado a un Dios que supera con creces las ideas que tenía la gente de su tiempo. Es cierto que la biblia muestra muchas imágenes y conceptos de Dios, pero se privilegian los más conocidos, no necesariamente los que coinciden con la enseñanza de Jesús. 
Te propongo un pequeño ejercicio. Vamos a trabajar con la biblia. ¿Qué es lo que vamos a hacer? Buscar en toda la biblia (no importa el modo) pasajes, tanto del antiguo como del nuevo testamento, que nos hablen del Dios en el que tanto ha insistido Jesús: un Dios Padre bueno, tierno, amoroso, que vive al pendiente de nuestro bienestar y que quiere que nuestra felicidad comience desde aquí.
Te pongo un ejemplo y con esto empieza la actividad para quienes quieran participar: «Descarguen en Dios todas sus preocupaciones, porque él se preocupa por ustedes». ( 1 Pedro 5, 7). No puede haber una declaración más expresiva: así como yo me preocupo o angustio por la vida o mis cosas, Dios lo hace por mí. Igualito.
Primera Lectura (Lectio Divina)

Oseas 11, 1. 3-4. 8-9
"Cuando Israel era niño, yo lo amé,
y de Egipto llamé a mi hijo, dice el Señor.

Yo fui quien enseñó a andar a Efraín;
yo, quien lo llevaba en brazos;
pero no comprendían que yo cuidaba de ellos.
Yo los atraía hacia mí con lazos del cariño,
con cadenas de amor.
Yo fui para ellos como un padre
que estrecha a su creatura
y se inclina hacia ella para darle de comer.

Mi corazón se conmueve dentro de mí
y se inflama toda mi compasión.
No cederé al ardor de mi cólera,
no volveré a destruir a Efraín,
pues yo soy Dios y no hombre,
Santo en medio de ti
y no enemigo a la puerta".
Reflexión
Sólo quien ha tenido en sus brazos a un hijo, podrá entender las palabras del profeta referidas a YHVH. Dios había llamado a Israel y lo había convertido en su Hijo, en su heredad. Pero Israel se había vuelto hacia él, había despreciado este amor, había olvidado todas las muestras de cariño y de ternura de su Padre Dios, y se habían prostituido con los Baales, apartándose de Dios.

Con esta lectura, vienen a mi mente las escenas de la pasión de Cristo y el texto del apóstol san Juan que en su evangelio nos dice: "Tanto amó Dios al mundo que entregó a su propio Hijo para que todos los que crean en él no perezcan sino tengan vida eterna". El problema de la humanidad es olvidar con facilidad las muestras de amor: de nuestros padres, de nuestros amigos, del mismo Dios, y con ello nos vamos volviendo, como el pueblo de Israel, insensibles. No tenemos presente que el que se aparta del amor se encamina irremisiblemente a la oscuridad y al egoísmo. ¿Cómo olvidarte, Señor? ¿Cómo olvidar tu inmenso sacrificio en la cruz; tu inmenso amor por todos nosotros? El profeta Isaías, cuando el pueblo estaba en el destierro, le dirá: "¿Podrá una madre olvidarse del hijo de sus entrañas? Pues aunque alguien así lo hiciera, yo no te olvidaré jamás"

Si nuestro amor por Jesús ha disminuido, recordemos hoy las palabras del Apocalipsis: "Mira de dónde has caído y regresa al primer amor".
Oratio
Gracias, Señor, por tu abrazo de Padre, gracias por dejarme experimentar tu amor incondicional y protector. No permitas, Señor, que nada me aparte del gozo de estar en tus brazos y permanecer asido de tu diestra que sostiene, restaura y anima.
Operatio
Hoy tendré con los que me rodean más muestras de amor que las que habitualmente tengo, buscando que ellas sean instrumento de Dios para manifestarles su amor de Padre.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
Evangelio

Juan 19, 31-37
Como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día muy solemne, los judíos pidieron a Pilato, que les quebraran las piernas y que los quitaran de la cruz.

Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido crucificado con Jesús. Pero al llegar a él, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua.

El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe que dice verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dice la Escritura: No le quebrarán ningún hueso; y en otro lugar la Escritura dice: Mirarán al que traspasaron .
Reflexión
Juan en este texto asegura haber visto el costado de Nuestro Señor abierto y salir de él sangre y agua. Sabemos que lo que él vio fue mucho más que una herida en un cuerpo humano; lo que el apóstol vio fue al amor mismo traspasado por nuestros pecados. Jamás nadie podrá imaginar lo que Jesús nos amó. Su amor fue más grande que lo que el mismo cielo le ofrecía, fue más grande que todos nuestros pecados... su amor no tuvo límites, como dirá el mismo apóstol escribiendo más tarde su evangelio, “nos amó hasta el extremo de dar su vida para que cada uno de nosotros tengamos vida y la tengamos en abundancia”. Sus últimas gotas de amor fueron recogidas por el discípulo amado y por su Santísima Madre quienes las atesoraron y ahora nos invitan a tomarlas en nuestras manos. Por ti y por mí derramó esa sangre, y ahora esta sangre se ha convertido en vereda y la herida de su costado en puerta para introducirnos en su perfecto amor. Su corazón no es otra cosa que su amor. Ese amor infinito por ti y por mí. Siéntelo... experiméntalo... La más grande tragedia que puede sufrir un hombre en esta tierra es no experimentar este amor… no sentirse amado por el corazón de Jesús, por su delicado y prefecto amor.

Déjate el día de hoy amar por él… te aseguro que tu vida nunca más volverá a ser igual.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

jueves, 14 de junio de 2012

Evangelio

Mateo 5, 20-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.

Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.

Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.

Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Reflexión
Este pasaje, dentro de la gran catequesis que hace Jesús para sus seguidores, nos muestra la gran importancia que tiene el prójimo en la nueva economía cristiana. Es por ello que el cristianismo no consiste únicamente en tener una relación vertical con Dios, sino que ésta ha de expresarse en la relación horizontal hacia nuestros hermanos, y en general a todos los hombres; tanto es así, que el juicio, de acuerdo a las palabras de Jesús, no estará fundado tanto en nuestra relación con Dios, sino en base al trato que dimos a nuestros semejantes. Decir que se ama a Dios y que es uno discípulo de Cristo, implica tener un gran amor por nuestros hermanos y buscar crecer en nuestra relación con ellos. El final de este pasaje está referido a la máxima expresión de amor y reverencia a Dios que es el Culto. Con respecto a éste, Jesús nos instruye que nuestra participación en la misa no será totalmente fructuosa si no estamos en paz con nuestros hermanos. Es fácil que en nuestra relación familiar se den roces, producto de nuestra debilidad.

Qué importante es por ello que, antes de salir a misa el domingo, si hemos tenido algún problema (pequeño o grande) en familia, que nos pidamos perdón y que así podamos expresarle a Dios que nuestro amor es auténtico y total hacia él y hacia nuestros hermanos.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

miércoles, 13 de junio de 2012

Primera Lectura (Lectio Divina)

1 Reyes 18, 20-39
En aquellos días, el rey Ajab envió mensajeros a todo Israel y reunió a los profetas de Baal en el monte Carmelo. Elías se acercó al pueblo y le dijo: "¿Hasta cuándo van a andar indecisos? Si el Señor es el verdadero Dios, síganlo; y si lo es Baal, sigan a Baal".

Pero el pueblo no supo qué responderle. Entonces Elías les dijo: "Yo soy el único sobreviviente de los profetas del Señor; en cambio, los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. Que nos den dos novillos; que ellos escojan uno, que lo descuarticen y lo pongan sobre la leña sin prenderle fuego. Yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la leña sin prenderle fuego. Ustedes invocarán a su dios y yo invocaré al Señor; y el Dios que responda enviando fuego, ése es el verdadero Dios".

Todo el pueblo respondió: "Está bien". Elías dijo entonces a los profetas de Baal: "Escojan un novillo y comiencen ustedes primero, pues son más numerosos. Invoquen a su dios, pero sin prender fuego".

Ellos tomaron el novillo que les dieron, lo prepararon e invocaron a Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: "Baal, respóndenos". Pero no se oyó ninguna respuesta, y ellos seguían danzando y brincando junto al altar que habían hecho. Llegado el mediodía, Elías comenzó a reírse de ellos, diciéndoles: "Griten más fuerte, porque a lo mejor Baal, su dios, está muy entretenido conversando o tiene algún negocio o está de viaje. A lo mejor está dormido y así lo despiertan".

Ellos gritaron más fuerte y empezaron a sangrarse, según su costumbre, con cuchillos y punzones, hasta que la sangre les chorreaba por todo el cuerpo. Cuando pasó el mediodía, se pusieron en trance hasta la hora de la ofrenda, pero no se escuchó respuesta alguna ni hubo nadie que atendiera sus ruegos.

Entonces Elías le dijo al pueblo: "Acérquense a mí". Y todo el pueblo se le acercó. Preparó el altar del Señor, que había sido demolido. Tomó doce piedras, según el número de las tribus de los hijos de Jacob (a quien el Señor había dicho: Tú te llamarás Israel). Con las piedras levantó un altar en honor del Señor e hizo alrededor del altar una zanja, del ancho de un surco. Acomodó la leña, descuartizó el novillo y lo puso sobre la leña.

Después dijo: "Llenen cuatro cántaros de agua y derrámenla sobre el holocausto y sobre la leña". Y lo hicieron así. Volvió a decirles: "Háganlo otra vez". Y lo repitieron. De nuevo les dijo: "Háganlo por tercera vez". Y así lo hicieron. El agua corrió alrededor del altar y llenó la zanja por completo.

A la hora de la ofrenda se acercó el profeta Elías y dijo: "Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; que se vea hoy que tú eres el Dios de Israel, que yo soy tu servidor y que por orden tuya he ejecutado todas estas cosas. Respóndeme, Señor, respóndeme, para que todo este pueblo sepa que tú, Señor, eres el Dios verdadero, que puede cambiar los corazones".

Entonces bajó el fuego del Señor y consumió la víctima destinada al holocausto y la leña, y secó el agua de la zanja. Al ver esto, todo el pueblo tuvo miedo, y postrándose en tierra, dijo: "El Señor es el Dios verdadero. El Señor es el Dios verdadero".
Reflexión
Me parece que la pregunta de Elías al Pueblo de Dios es tan válida hoy como lo fue entonces: "¿Hasta cuándo van a andar indecisos? Si el Señor es el verdadero Dios, síganlo; y si lo es Baal, sigan a Baal". Hoy nos encontramos con un pueblo cristiano que se ha ido tras los nuevos "Baales", dioses que pretenden despojar al verdadero Dios de su Reino. Dioses que son servidos por los falsos profetas de nuestro tiempo, que como en aquel tiempo lo único que buscan es alejar al pueblo del verdadero Dios, llevándolos con ello a la destrucción. Estos profetas están en nuestras universidades enseñando que Dios no existe; que venimos de una generación espontánea; que las reglas morales cada uno las puede poner y modificar a su antojo, etc. Los tenemos en la televisión invitando a los jóvenes a vivir el sexo desenfrenado, a no ver más allá del consumismo y la satisfacción de todos su deseos y pasiones; la negación a la mortificación y a la vida de oración y de amor a los demás. Estos profetas son los que han hecho de nuestra sociedad una verdadera jungla en la que sobrevive, no sólo el más fuerte sino el mejor armado. Es, pues, necesario que cada uno de nosotros haga su propia decisión. Jesús nos ha mostrado que él es el verdadero y único Dios; no dudemos más y sigámoslo de todo corazón.
Oratio
Señor, mi decisión está tomada, tú eres el único a quien seguiré toda mi vida, no andaré con ambigüedades, pues sé perfectamente que a los que están entre el sí y el no, es decir, a los tibios los vomitas; no será este mi caso Dios mío, yo te elijo a ti, te sigo a ti y te amo a ti; a dónde me mandes iré, y lo que que desees haré, al precio que sea yo estaré a tu lado pues sólo tú eres mi escudo y fortaleza, mi refugio y mi libertador.
Operatio
Este día buscaré qué cosa está tomando de mi atención más de lo normal y veré que no sea un "Baal" a quien le presto más atención que a Dios.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
Evangelio

Mateo 5, 17-19
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley.

Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos".
Reflexión
Con estas palabras nos enseña Jesús dos cosas: Primero, que el Antiguo Testamento forma parte AUTÉNTICA de la revelación de Dios; y, segundo, que no hay mandamientos pequeños o enseñanzas banales en la Escritura. Cierto que el Antiguo Testamento, por haber sido escrito en un tiempo y cultura lejanos a nosotros, no siempre es fácil de entender. Sin embargo, esto no quiere decir que no debemos buscar también en él la voluntad de Dios. Por otro lado, es cierto también que no todo lo que entendemos, incluso del Nuevo Testamento, es fácil de cumplir. Requiere ante todo la firme convicción de que esto es lo que Dios quiere, y que como tal, debemos de respetarlo y actuar como él nos lo propone. Es importante tenerlo en mente pues, en esta confusión moral e incluso teológica, no faltan las opiniones sobre algunos aspectos de la Escritura, que no se toman en cuenta y son causa de dolor y de malestar para nosotros mismos y para la sociedad.

Estemos siempre atentos, tengamos como fuente de sabiduría la Palabra de Dios, y como fuente de conocimiento el "Magisterio Ordinario de la Iglesia".

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

viernes, 8 de junio de 2012

Primera Lectura (Lectio Divina)

2 Timoteo 3, 10-17
Querido hermano: Tú has seguido de cerca mis enseñanzas y mi modo de vivir, mis planes, mi fe, mi paciencia, mi amor fraterno, mi constancia, mis persecuciones y sufrimientos, como los que soporté en Antioquía, en Iconio y en Listra. ¡Qué duras persecuciones tuve que sufrir! Pero de todas me libró el Señor.

Todos los que quieran vivir como buenos cristianos, también serán perseguidos. Por su parte, los malos y perversos irán de mal en peor, engañando a otros y engañándose a sí mismos.

Tú, en cambio, permanece firme en lo que has aprendido y se te ha confiado, pues bien sabes de quiénes lo aprendiste y desde tu infancia estás familiarizado con la Sagrada Escritura, la cual puede darte la sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús, conduce a la salvación.

Toda la Sagrada Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, para reprender, para corregir y para educar en la virtud, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté enteramente preparado para toda obra buena.<br /><br />
Reflexión
El final de la Carta de Pablo nos recuerda lo importante que es la Palabra de Dios en nuestra vida, ya que es el instrumento para poder educar en la vida diaria. Sin embargo, es triste que la mayoría de los cristianos católicos tengamos poco trato con la Sagrada Escritura. La mayoría se conforma con lo que escucha en la misa, lo que lee en los misales y lo poco que pueda escuchar en algún retiro. Nos hemos acostumbrado a escuchar y no a leer. Son realmente pocos los hermanos que tienen un contacto directo con ella y mucho menos los que la estudian. Eso hace que nuestra forma de instruir o de corregir sea sin una base firme. Todo esto hace que nuestra fuente de conocimiento no sea la Escritura sino el radio, la televisión y otros medios que poco o nada tienen que ver con el proyecto de Dios para nosotros. Es pues necesario que volvamos a tener amor por la Sagrada Escritura y que ésta sea la que nos instruya para la vida. Ten siempre cerca de ti tu Biblia; no la dejes en casa; léela y medítala… esto te llevará a la perfección en la fe.<br /><br />
Oratio
Señor, te agradezco el don de tu palabra; es maravilloso que pueda escucharte a través de ella.Te pido que por medio de ella me enseñes, me reprendas, me corrijas y me eduques en la virtud, a fin de que me perfecciones y me prepares para hacer toda clase de obras buenas.<br /><br />
Operatio
Hoy confrontaré contra la palabra de Dios mi modo de vivir, mis planes, mi fe, mi paciencia, mi amor fraterno, mi constancia, mis persecuciones y sufrimientos. Y veré qué cambios tengo que hacer en cada cosa.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
Evangelio

Marcos 12, 35-37
Un día, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: "¿Cómo pueden decir los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, inspirado por el Espíritu Santo, ha declarado: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, y yo haré de tus enemigos el estrado donde pongas los pies". Si el mismo David lo llama 'Señor', ¿cómo puede ser hijo suyo?" La multitud lo rodeaba, que era mucha, lo escuchaba con agrado.<br /><br />
Reflexión
Uno de los grandes problemas en nuestro cristianismo es la ignorancia religiosa. Marcos nos dice hoy cómo "la multitud escuchaba a Jesús con gusto". Hoy muchas veces preferimos escuchar a los comentaristas del radio o la televisión, preferimos una novela o una de las miles de revistas y publicaciones sobre tantos y variados temas. Con dificultad se lee sobre los santos, sobre la Iglesia, sobre el mismo Cristo. La Biblia no pasa de ser un libro más en muchos libreros. Tenemos tiempo para muchas cosas, pero difícilmente lo encontramos para asistir a una clase de Biblia, o alguna conferencia de tipo religioso. Si los fariseos y los escribas que vivían en una cultura netamente religiosa no habían entendido las Escrituras y por ello juzgaban equivocadamente, ¿qué esperanza pude tener un cristiano hoy que no se prepara y que no profundiza en su fe?

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

jueves, 7 de junio de 2012

Primera Lectura (Lectio Divina)

Exodo 24, 3-8
En aquellos días, Moisés bajó del monte Sinaí y refirió al pueblo todo lo que el Señor le había dicho y los mandamientos que le había dado. Y el pueblo contestó a una voz: «Haremos todo lo que dice el Señor». Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano, construyó un altar al pie del monte y puso al lado del altar doce piedras conmemorativas, en representación de las doce tribus de Israel. Después mandó a algunos jóvenes israelitas a ofrecer holocaustos e inmolar novillos, como sacrificios pacíficos en honor del Señor. Tomó la mitad de la sangre, la puso en vasijas y derramó sobre el altar la otra mitad. Entonces tomó el libro de la alianza y lo leyó al pueblo, y el pueblo respondió: «Obedeceremos. Haremos lo que manda el Señor». Luego Moisés roció al pueblo con la sangre, diciendo: «Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con ustedes, conforme a las palabras que han oído».
Reflexión
En esta lectura escuchamos uno de los pactos más antiguos de Israel con el Señor en el cual, ellos se comprometen a obedecer la palabra de Dios y como signo de alianza, es decir, de compromiso solemne, rocían la palabra de Dios con Sangre.

Jesús nos ha invitado a unirnos a este pacto solemne, pero en vez de hacerlo con la sangre de un cordero, este pacto se ha sellado con la sangre misma de Cristo. Por eso, cada vez que comulgamos estamos repitiendo el signo de alianza en el que nosotros, con el “Amén” repetimos las palabra del pueblo: “Haremos lo que Dios diga”. La voluntad de Dios sigue estando expresada en la Sagrada Escritura y todo cristiano, al aceptar el bautismo y la participación en la “Cena del Señor”, está comprometido a obedecer todo cuanto el Señor dice en su Palabra. Sabiendo la dificultad que esta Alianza tiene, Jesús nos ofreció no sólo sellarla con su sangre, sino además, darnos como alimento su cuerpo y su sangre para fortalecer nuestras vidas en el cumplimento de su Palabra.

Así que en la Eucaristía al mismo tiempo que sellamos la alianza con el Padre y nos comprometemos a vivir conforme su Palabra, Jesús nos da, en su cuerpo y su sangre, la fuerza para poder realizar en plenitud esta alianza.

Acércate con frecuencia a este sacramento del amor de Dios pues, la alianza lleva consigo una promesa de vida eterna, cumplirla a cabalidad es la garantía de que esta promesa será nuestra, y además, al comer el cuerpo y la sangre de Cristo, nuestra vida humana llega a su plenitud en el amor de Dios.
Oratio
Señor Jesús, que has querido prolongar tu presencia en medio de nosotros, tu iglesia, como alimento que perdura para la vida eterna, enséñanos a desear participar de tu mesa en donde se nos da el Pan de vida y el Cáliz de salvación, para que al pregustar la vida del cielo, merezcamos gozar del Banquete eterno, donde tú, junto con el Espíritu y el Padre, son don y bendición infinitas por los siglos de los siglos. Amén.
Operatio
El día de hoy dedicaré un buen tiempo para adorar al Señor en su presencia real ante el Santísimo Sacramento del altar.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
Evangelio

Marcos 14, 12-16. 22-26
El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos: "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?" Él les dijo a dos de ellos: "Vayan a la ciudad. Encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: 'El Maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?' Él les enseñará una sala en el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena". Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen: esto es mi cuerpo". Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: "Esta es mi sangre, sangre de la alianza que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios".

Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos.
Reflexión
En medio de un mundo inmerso en un hedonismo profundo que solo ve por el cuidado del cuerpo, es fácil que vayamos perdiendo de vista que somos seres espirituales y que de la misma forma que tenemos cuidado de la salud de nuestro cuerpo, debemos tenerlo también de nuestra alma. Jesús hoy nos propone su cuerpo y su sangre como un alimento que “da vida”. Lo maravilloso de este alimento es que la vida que nos da va más allá de lo que normalmente la comida material nos proporciona, pues esta comida nos hace tener la “vida en abundancia”, que en palabras de san Pablo estaría referida a una vida llena de paz y gozo en el Espíritu Santo. Sí, hermanos, el comulgar frecuentemente llena nuestra vida de una paz y una alegría que nada ni nadie sobre esta tierra nos puede dar. Es la comida que fortalece el alma y la hace anhelar con ansia el encuentro amoroso con Dios.

Por otro lado, este evangelio nos recuerda que el no comerlo direcciona nuestra vida hacia la enfermedad espiritual, que es el pecado mortal y con ello pone en peligro nuestra vida eterna y arruina nuestra existencia en la tierra. Así como se enferma una persona que no come diariamente, así también se enferma quien no comulga con suficiente frecuencia. Es por ello que en nuestra comunidad vemos tanta gente deprimida, triste, angustiada, puesto que estos son algunos de los signos visibles de la vida en pecado. Jesús nos dejó un manjar para disfrutar nuestra vida, no lo tengamos por menos.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

miércoles, 6 de junio de 2012

Primera Lectura (Lectio Divina)

2 Timoteo 1, 1-3. 6-12
Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, conforme a la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido. Te deseo la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.

Cuando de noche y de día te recuerdo en mis oraciones, le doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia pura, como lo aprendí de mis antepasados.

Por eso te recomiendo que reavives el don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Porque el Señor no nos ha dado un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de moderación. No te avergüences, pues, de dar testimonio de nuestro Señor; ni te avergüences de mí, que estoy preso por su causa. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios. Él nos ha salvado y nos ha llamado a llevar una vida santa, no por nuestros méritos, sino por su propia determinación y por la gracia que nos ha sido dada en Cristo Jesús, desde toda la eternidad. Esta gracia es la que se ha manifestado ahora con el advenimiento de nuestro salvador Jesucristo, quien ha destruido la muerte e irradiado la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio, del que he sido nombrado predicador, apóstol y maestro.

Por este motivo soporto esta prisión; pero no me da vergüenza, porque sé en quién he puesto mi confianza, y estoy seguro de que él con su poder cuidará, hasta el último día, lo que me ha encomendado.
Reflexión
Una carta maravillosa la que hoy nos presenta la Liturgia en la que vemos el amor del apóstol por su discípulo y sobre todo el amor que tiene a Cristo y a su Evangelio, "por el cual lleva cadenas" y "no se avergüenza de estar preso" por esta causa. El llamado que Dios nos ha hecho a la santidad impulsa a san Pablo a recordarle a Timoteo, y con ello a todos y cada uno de nosotros, que el cristiano debe ser una persona diferente pues la gracia de Dios lo habita. Desgraciadamente hoy en día muchísimos cristianos han olvidado este llamado y se han dejado conducir por sus pasiones integrándose de nuevo al mundo del cual Cristo nos separó al comprarnos con su sangre preciosa. Es triste encontrar hermanos cuyo vocabulario, los lugares que frecuentan, sus amistades, el trato para con los demás, dista mucho de una vida SANTA. Es necesario, mis queridos hermanos, recuperar esta identidad. Que el mundo nos reconozca por esa pertenencia a Cristo, sin importar si por ello tuviéramos, como Pablo, que soportar persecución, pues esto sería el signo evidente de que nosotros también estamos siguiendo a Jesús, que por nosotros fue también perseguido.
Oratio
Señor, apártame para ti, apártame de la fuerte influencia negativa de este mundo, ayúdame a controlar mis pasiones desenfrenadas que me conducen a la muerte y a permanecer lejos de ti; ilumina mi vida para que toda esté orientada a ti y así, a pesar de cualquier precio a pagar, purificar mi vida y ser más como eres tú, tener tus sentimientos y tu corazón.
Operatio
Hoy pondré especial atención en las pequeñas incomodidades diarias y en las cosas que me cuesta hacer de modo cotidiano, y además de hacerlas bien, las haré con gusto, pensando en que eso contribuye a mi camino de santidad.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
Evangelio

Marcos 12, 18-27
En aquel tiempo, fueron a ver a Jesús algunos de los saduceos, los cuales afirman que los muertos no resucitan, y le dijeron: "Maestro, Moisés nos dejó escrito que si un hombre muere dejando a su viuda sin hijos, que la tome por mujer el hermano del que murió para darle descendencia a su hermano. Había una vez siete hermanos, el primero de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo se casó con la viuda y murió también, sin dejar hijos; lo mismo el tercero. Los siete se casaron con ella y ninguno de ellos dejó descendencia. Por último, después de todos, murió también la mujer. El día de la resurrección, cuando resuciten de entre los muertos, ¿de cuál de los siete será mujer? Porque fue mujer de los siete".

Jesús les contestó: "Están en un error, porque no entienden las Escrituras ni el poder de Dios. Pues cuando resuciten de entre los muertos, ni los hombres tendrán mujer ni las mujeres marido, sino que serán como los ángeles del cielo. Y en cuanto al hecho de que los muertos resucitan, ¿acaso no han leído en el libro de Moisés aquel pasaje de la zarza, en que Dios le dijo: "Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob?" Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Están, pues, muy equivocados".
Reflexión
Una de las cosas que siempre ha cuestionado y preocupado al hombre es su destino final. ¿Qué pasa después de la muerte? Para el cristiano, la respuesta de Jesús ilumina este misterio y lo hace vivir en paz, pues ahora sabe que no existe la muerte sino simplemente una transformación. El hombre creado por Dios vivirá para siempre. La "muerte" dispone al hombre para disfrutar la eternidad. Contrariamente a otras filosofías y "teologías", el cristianismo, basado en la revelación de Dios, afirma (y esta es nuestra esperanza) que al ocurrir la muerte física, Dios nos resucitará de manera semejante a como lo hizo con Jesús. Nuestro cuerpo volverá a tomar su carne, será nuestro mismo cuerpo pero ahora será un cuerpo GLORIFICADO, un cuerpo que no sufre más, un cuerpo que no puede ya experimentar la muerte. Ciertamente no podemos entender perfectamente este misterio, ni cómo será, o qué significa tener un cuerpo glorificado. Sin embargo, le creemos a Jesús, creemos que su palabra se cumplirá y que nuestra existencia perdurará para siempre, pues nuestro Dios no es un Dios de muertos sino de vivos.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

martes, 5 de junio de 2012

Primero Dios, el día de mañana tendremos la actividad mariana en el Regio Gonzalitos, como en otras ocasiones, aquí está la invitación.
Primera Lectura (Lectio Divina)

2 Pedro 3, 12-15. 17-18
Hermanos: Piensen con cuánta santidad y entrega deben vivir ustedes esperando y apresurando el advenimiento del día del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por lo tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan todo su empeño en que el Señor los halle en paz con él, sin mancha ni reproche, y consideren que la magnanimidad de Dios es nuestra salvación.

Así pues, queridos hermanos, ya están ustedes avisados; vivan en guardia para que no los arrase el error de los malvados y pierdan su seguridad. Crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y salvador, Jesucristo. A él la gloria, ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
Reflexión
Estas palabras del apóstol y Pastor de la Iglesia son una clara invitación a crecer en la gracia, en el conocimiento de Dios. Es por ello necesario que se profundice en la Sagrada Escritura, dejándonos iluminar por la luz del Espíritu de manera que podamos saber lo que es bueno, lo que es santo, lo que le agrada a Dios. Es tiempo de oración, que nos ayude a profundizar en el misterio de Dios y en el nuestro propio; tiempo, pues, para escuchar la dulce voz del Espíritu que nos atestigua que somos verdaderamente hijos de Dios y hermanos entre nosotros. Dedica, pues, largos ratos para tu oración y para la lectura de las Santas Escrituras.
Oratio
Señor, espero ansiosamente tu advenimiento, te pido que con tu gracia pueda ir creciendo cada día en entrega y santidad, y apoyándome en esa esperanza, me comprometo a poner todo mi empeño en que me halles en paz contigo, sin mancha ni reproche, pues considero que tu magnanimidad es mi salvación.
Operatio
Este día repetiré constantemente: "Ven Pronto, Señor Jesús", con el fin de hacerme mucho más consciente de que mi encuentro con Jesús será tan rápido como un relámpago.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
Evangelio

Marcos 12, 13-17
En aquel tiempo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos le enviaron a Jesús unos fariseos y unos partidarios de Herodes, para hacerle una pregunta capciosa. Se acercaron, pues, a él y le dijeron: "Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa lo que diga la gente, porque no tratas de adular a los hombres, sino que enseñas con toda verdad, el camino de Dios. ¿Está permitido o no, pagarle el tributo al César? ¿Se lo damos o no se lo damos?". Jesús, notando su hipocresía, les dijo: "¿Por qué me ponen una trampa? Tráiganme una moneda para que yo la vea". Se la trajeron y él les preguntó: "¿De quién es la imagen y el nombre que lleva escrito?" Le contestaron: "Del César". Entonces les respondió Jesús: "Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios". Y los dejó admirados.
Reflexión
A veces podemos caer en la tentación de pensar que el Evangelio y la vida cristiana se reducen a la mera vida espiritual. El evangelio de hoy nos muestra que esto no es así. La vida del Evangelio toca todas las áreas de la vida y entre ellas la económica y la de la justicia. Hemos escuchado a Jesús decir: "Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Este es el principio de la justicia equitativa, que todavía estará lejos de la justicia Cristiana ya que ésta va más allá. Pagar nuestros impuestos, entregar las utilidades, pagar lo que se debe, son deberes ELEMENTALES de justicia. El retener los sueldos, no pagar COMPLETAMENTE las utilidades, buscar la manera de engañar "al César" no son o no deben ser prácticas cristianas. La injusticia no tiene cabida en la vida del cristiano. Demos a cada uno lo que le es propio (sea material, afectiva, social o espiritualmente) y nuestra vida se llenará de paz y de alegría.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

lunes, 4 de junio de 2012

Primera Lectura (Lectio Divina)

2 Pedro 1, 1-7
Yo, Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, les escribo a ustedes los que han obtenido una fe tan preciosa como la nuestra, gracias a la justicia de Jesucristo, nuestro Dios y salvador. Que abunden entre ustedes la gracia y la paz, por el conocimiento de Jesucristo, nuestro Señor.

Su acción divina nos ha otorgado todo lo necesario para llevar una vida de santidad, mediante el conocimiento profundo del que nos ha llamado con su propia gloria y poder. Por medio de los cuales nos han sido otorgados también los grandes y maravillosos bienes prometidos, para que por ellos puedan ustedes escapar de la corrupción que las pasiones desordenadas provocan en el mundo, y lleguen a participar de la naturaleza divina. Por eso, esfuércense en añadir a su buena fe, buena conducta; a la buena conducta, la inteligencia; a la inteligencia, el dominio propio; al dominio propio, la perseverancia; a la perseverancia, la piedad; a la piedad, el amor fraterno, y al amor fraterno, la caridad.
Reflexión
Parecería extraño pero hay mucha gente que dice: Yo no puedo ser santo, o piensa que la santidad es algo que está referido sólo a un grupo de elegidos de entre los cristianos, gentes con dones sobrenaturales o incluso místicos. Sin embargo, el apóstol Pedro en el inicio de su carta nos hace ver que esto no es verdad, y que todos, absolutamente todos no únicamente estamos llamados a la santidad, sino que incluso podemos y debemos ser santos, ya que "Dios nos ha otorgado todo lo necesario para llevar una vida de santidad". De manera que Dios nos ha dado todo lo necesario para alcanzar la santidad. Es ahora importante que nos convenzamos de esto, y que nos lancemos a la gran aventura de vivir santamente, es decir, de acuerdo al Evangelio.

Haz la prueba hoy, y verás que no es difícil, pues Dios mismo trabaja con nosotros para que lo logremos.
Oratio
Señor, no sé si alguna vez te lo he dicho tan explícitamente, pero hoy lo hago: Quiero ser santo; quiero asemejarme tanto a ti que me gustaría, al mirarme al espejo, sentir tu presencia y saber que vives realmente dentro de mí y que yo no estorbo para que te muestres a los demás. Señor, dame de tu santidad, pues sé muy bien que no es algo meritorio sino por gracia, es por eso que me abro a tu fluir maravilloso para que sea desbordado de ti y que así ese fluir no acabe.
Operatio
Hoy me repetiré constantemente en el día "Quiero ser como Jesús". Lo haré tantas veces que incluso cuando me vaya a domir sueñe con esa bella intención "Quiero ser como Jesús".

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
Evangelio

Marcos 12, 1-12
En aquel tiempo, Jesús comenzó a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos y les dijo: "Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó una torre para el vigilante, se la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje al extranjero. A su tiempo, les envió a los viñadores a un criado para recoger su parte del fruto de la viña. Ellos se apoderaron de él, lo golpearon y lo devolvieron sin nada. Les envió otro criado, pero ellos lo descalabraron y lo insultaron. Volvió a enviarles a otro y lo mataron. Les envió otros muchos y los golpearon o los mataron. Ya sólo le quedaba por enviar a uno, su hijo querido, y finalmente también se lo envió, pensando: 'A mi hijo sí lo respetarán'. Pero al verlo llegar, aquellos viñadores se dijeron: 'Este es el heredero; vamos a matarlo y la herencia será nuestra'. Se apoderaron de él, lo mataron y arrojaron su cuerpo fuera de la viña. ¿Qué hará entonces el dueño de la viña? Vendrá y acabará con esos viñadores y dará la viña a otros. ¿Acaso no han leído en las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente?" Entonces los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, quisieron apoderarse de Jesús, porque se dieron cuenta de que por ellos había dicho aquella parábola, pero le tuvieron miedo a la multitud, dejaron a Jesús y se fueron de ahí.
Reflexión
Jesús nos invita a darnos cuenta de la ceguera que puede haber en nuestros ojos cuando uno no se abre a la acción poderosa del Espíritu. Pero más aún lo aferrado que aún podemos estar a pesar de haber visto tantas maravillas que Dios nos ha mostrado en el acontecimiento Cristo. La envidia y el egoísmo son muy malos compañeros del hombre pues ciegan y entorpecen su entendimiento haciendo imposible para él el acceso a la verdad. Y esto no sólo referido a la palabra de Dios, sino a tantas situaciones de nuestra vida diaria. No permitas que la envidia o el egoísmo, dominen tu vida. Ejercítate en la humildad reconociendo siempre a los demás como mejores que tú y permite que la luz del Espíritu ilumine siempre tu actuar y pensar.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro