viernes, 15 de junio de 2012

Primera Lectura (Lectio Divina)

Oseas 11, 1. 3-4. 8-9
"Cuando Israel era niño, yo lo amé,
y de Egipto llamé a mi hijo, dice el Señor.

Yo fui quien enseñó a andar a Efraín;
yo, quien lo llevaba en brazos;
pero no comprendían que yo cuidaba de ellos.
Yo los atraía hacia mí con lazos del cariño,
con cadenas de amor.
Yo fui para ellos como un padre
que estrecha a su creatura
y se inclina hacia ella para darle de comer.

Mi corazón se conmueve dentro de mí
y se inflama toda mi compasión.
No cederé al ardor de mi cólera,
no volveré a destruir a Efraín,
pues yo soy Dios y no hombre,
Santo en medio de ti
y no enemigo a la puerta".
Reflexión
Sólo quien ha tenido en sus brazos a un hijo, podrá entender las palabras del profeta referidas a YHVH. Dios había llamado a Israel y lo había convertido en su Hijo, en su heredad. Pero Israel se había vuelto hacia él, había despreciado este amor, había olvidado todas las muestras de cariño y de ternura de su Padre Dios, y se habían prostituido con los Baales, apartándose de Dios.

Con esta lectura, vienen a mi mente las escenas de la pasión de Cristo y el texto del apóstol san Juan que en su evangelio nos dice: "Tanto amó Dios al mundo que entregó a su propio Hijo para que todos los que crean en él no perezcan sino tengan vida eterna". El problema de la humanidad es olvidar con facilidad las muestras de amor: de nuestros padres, de nuestros amigos, del mismo Dios, y con ello nos vamos volviendo, como el pueblo de Israel, insensibles. No tenemos presente que el que se aparta del amor se encamina irremisiblemente a la oscuridad y al egoísmo. ¿Cómo olvidarte, Señor? ¿Cómo olvidar tu inmenso sacrificio en la cruz; tu inmenso amor por todos nosotros? El profeta Isaías, cuando el pueblo estaba en el destierro, le dirá: "¿Podrá una madre olvidarse del hijo de sus entrañas? Pues aunque alguien así lo hiciera, yo no te olvidaré jamás"

Si nuestro amor por Jesús ha disminuido, recordemos hoy las palabras del Apocalipsis: "Mira de dónde has caído y regresa al primer amor".
Oratio
Gracias, Señor, por tu abrazo de Padre, gracias por dejarme experimentar tu amor incondicional y protector. No permitas, Señor, que nada me aparte del gozo de estar en tus brazos y permanecer asido de tu diestra que sostiene, restaura y anima.
Operatio
Hoy tendré con los que me rodean más muestras de amor que las que habitualmente tengo, buscando que ellas sean instrumento de Dios para manifestarles su amor de Padre.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

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